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GATA CATTANA - Presentación 'La escala de Mohs'

  • Acrimonious00
  • 22 jun 2019
  • 6 Min. de lectura

El 2 de marzo de 2017, falleció en Madrid, a la edad de 25 años, la polifacética artista andaluza, Ana Isabel García Llorente (mejor conocida como Gata Cattana o Ana Sforza), debido a una complicación cardíaca. Con motivo de la celebración del segundo aniversario de su muerte, tuvo lugar la publicación de una nueva reedición de su poemario, esta vez contando con dos poemas inéditos, algunos manuscritos, y un conmovedor prólogo escrito por la conocida poeta maña Irene X.

Esta nueva reedición contará también con las ilustraciones del conocido artista en el circuito del HipHop @doniwana.


'Todo el mundo se vende. Al final..., todo el mundo. Yo me vendí por tres milímetros de iris azul tanzanita en cada ojo, lo que hace un total de seis por dos de ancho milímetros de iris azul radiactivo, azul heisenberg.'

Fueran los que fueran los asientos destinados al evento, pronto resultaron pocos y la sala se llenó de gente. En el suelo, en los pasillos, pegados a la pared, de pie al fondo... Personas de todas las edades y estilos acudieron en tromba al Fnac de Callao en Madrid para presenciar la presentación de esta última edición de 'La escala de Mohs' de Gata Cattana, el 6 de marzo de 2019. Inés Martín Rodrigo (periodista cultural) fue la moderadora del acto: un coloquio en el que participaron Guille Galván (Vetusta Morla), Carlotta Cosials (The Hinds), Javier Gallego (periodista y poeta) y Rocío Saiz (The Chillers y miembro de MIM). Durante más de una hora hablaron, recordaron y debatieron sobre Ana, sobre la música y la poesía, el arte y la política, la actualidad y la historia, sobre el feminismo, y sobre otros muchos temas con los que más de uno no pudo evitar emocionarse y entristecerse a partes iguales, al hurgar en la herida, aún abierta y tan difícil de curar, que su injusta y demasiado temprana muerte dejó en toda una generación.

'Cuando me dieron a elegir entre la gloria o la paz, yo ya lo sabía, hubiera elegido lo segundo. No soy de cantares de gesta.'

Su madre, Ana Llorente, concluyó el emotivo acto leyendo en alto el siguiente discurso, y terminando de arrancar las lágrimas de aquellos que habían, hasta el momento, logrado mantener la compostura y contener la emoción:


“Siempre resulta fácil hablar a una madre de su hija, porque a los hijos son a las personas que más conocemos a lo largo de la vida, porque desde el minuto uno estamos observándolos, cuidándolos.


Y aunque tengan algún que otro defectillo, para nosotras siempre serán los más guapos, los más listos, los más cariñosos, e infinidades de cualidades que, sean o no muy ciertas, nosotras nos empeñamos en ver.


Pero en este caso las expectativas de madre se cumplieron todas y más (y no es porque ya no está).


Nosotras no solemos decirles siempre lo bien que lo hacen, lo orgullosas que estamos de ellos, porque no queremos alimentar su ego demasiado; y siempre buscamos darle una vuelta de tuerca más para no dejarlos rendirse, para que suban un escalón más, para que no se duerman en los laureles y se sigan esforzando…

'Mami, que nadie recuerda la guerra de mis abuelos.'

Y digo yo, ¿a qué viene toda esta palabrería?

En fin, voy a traeros a vosotros a mi hija, a Ana Isabel García Llorente.


Seguro que a ANA SFORZA o GATA CATTANA las conoceréis más, o más o menos tendréis una imagen de ella que os habréis hecho al leer su poesía o al verla actuar en unos de esos escasos conciertos que tuvo oportunidad de hacer.

Pero yo quiero traeros a la chica joven que empezaba a andar; a la que sin duda alguna os habréis podido cruzar por las calles de Córdoba, Granada o Madrid.


En ella confluyeron muchas virtudes. Desde pequeñita me di cuenta que era especial (y he tratado a muchos niños por mi trabajo).

Empezó a hablar desde muy pequeña. Creo recordar que con 14 o 15 meses ya hablaba casi perfectamente, pronunciaba las palabras más enrevesadas.


Y hablaba mucho.


Le gustaba preguntar y no siempre se quedaba conforme con las respuestas que le dábamos dada su edad.

Era muy curiosa y desde muy temprana edad se dio cuenta de que en los libros podía encontrar muchas de esas respuestas que nosotros no queríamos (o no podíamos) darle, para esas cuestiones que a ella la parecían importantes.


No por eso renunciaba a jugar y a pasar el rato con las amigas… le encantaba salir, hablar y no tenía ningún problema en relacionarse con niños o niñas.


Siempre tenía tiempo para charlar con sus abuelos y participar de las tertulias de los mayores, que se reunían en las largas tardes de verano en la puerta de casa (para aprovechar el fresquito) a escuchar todas esas historias que ellos recordaban.

'Nosotros, que hicimos de las noches Chernóbil y de las camas Kiev, y de los puentes de Praga poca cosa en comparación, que dimos duros a tres pesetas y pusimos la otra mejilla, delincuentemente hablando, y aún así sobrevivimos.'

Era muy ingeniosa y tenía una gran imaginación; podía pasarse la tarde dibujando o escribiendo, y no solía aburrirse mucho.

Tenía la costumbre de pintar en todo papel que encontraba, en las agendas de las compañeras y de mandar notitas a todas las amigas, aunque estuvieran en el pupitre de al lado.

Le encantaban los cuadernos y siempre que salía y veía alguno bonito, era incapaz de irse sin él.


Le encantaba ir a las librerías y a los museos. En Madrid se los conocía prácticamente todos. Muchos domingos los dedicaba a visitarlos y cuando íbamos a verla disfrutaba diseñando rutas para enseñarnos cada rincón que a ella le gustaba.

A muchas chicas de dieciséis a veinte años lo que más les gusta es salir a comprar y a mirar ropa; ella prefería pasarse por la casa del libro o por la librería Luque, y siempre salía con un ejemplar en la mano.


Le gustaba ver las noticias en varios medios de comunicación, porque decía que la mejor forma de hacerse su propia opinión era ‘bebiendo de muchas fuentes’ ya que cada una tenía una visión particular del mismo hecho, porque siempre suele haber un enfoque interesado.

'Hace ya que vengo desafiando las leyes de la física y hace ya que no me asusta.'

Era muy fuerte y muy reivindicativa pero a la vez muy sensible, era capaz de llorar escuchando una canción y se le quebraba la voz con facilidad cuando se emocionaba.

Se sorprendía y agradecía cuando alguien pasaba por su lado al salir del metro o al coger un autobús y le sonreía.

Creía que no era bueno ser tan individualistas, decía… que el ir tanto a lo de uno y mirarse el ombligo nos hace débiles y torpes, porque siempre se puede aprender más con los demás.


Era una niña con las ideas muy claras, sabía muy bien lo que quería desde muy temprana edad, y eso me sorprendía y me alegraba...yo, ¡que soy la mujer de las mil dudas!

Y ella lo veía siempre todo claro.


Le encantaba la historia, tanto que le costó decidirse a la hora de elegir qué estudiar. Decía que la historia nos enseñaba mucho del comportamiento de nosotros y que su desconocimiento nos hacía volver a caer siempre en los mismos errores.

El estudio no era solo motivo para aprobar un examen, lo importante era aprender de verdad. ¿De qué valía el estudio si al final se olvida en unas horas?


Le gustaba la cultura clásica, la filosofía y todo lo que implicaba el conocimiento de la humanidad…

¿Cómo es posible que sigan pasando los siglos y volvamos a caer en las mismas cosas? Los problemas siguen siendo los mismos y aunque tengamos infinidad de tecnología y podamos llegar al espacio. Seguimos conviviendo con los mismos problemas.


Ella fue sin duda una gran chica, un buen ejemplo para nosotras. Fuerte y peleona por lo que quería y en lo que creía, pero fácil en el trato y dócil… que no sumisa, eso nunca.


A ella se le convencía con razones y solo cuando se acababan las razones valía lo de…”¡Porque yo lo digo!” Y lo de “¡Cuándo seas mayor comerás huevos!” Y es que era tal su agilidad mental preguntando, y rebatiendo tus argumentos que, a veces, no dejaba otra alternativa.


Ella, siempre alegre y vivaracha, cantando por los rincones, con prisa, curiosa. Muy curiosa y participativa en clase, lo que hacía que con tan solo un repaso sacara muy buenas notas.


Muy sencilla y humilde, a veces se sorprendía cuando leía comentarios que le hacían a través de las redes sociales. En los últimos meses la reconocían por la calle y eso que ella no era muy dada a que su imagen trascendiera, desde sus primeros temas.

Decía que lo importante no era enseñar su imagen sino escuchar el mensaje. En los últimos meses la descubrieron varias firmas de ropa y la eligieron como imagen algunos modistos; ella se reía y decía que se estaba acostumbrando a las sesiones de fotos, y que se lo pasaba bien, aunque a veces, cuando se veía, no se reconocía.


Era muy creativa, le gustaba hacerse pulseras, gargantillas y mil cosas más.


Haciendo fotografías tenía la virtud de ver poesía donde los demás solo veíamos cosas normales y simples.


Siempre era de última hora… lo importante era entregar los trabajos a tiempo y no estar agobiándose todos los días por todo.

'Merecerte la vida hasta tal punto que tu muerte parezca una injusticia. Y dejarte ir, como si nada, como todos (poetas o no), hacia la larga y aburrida eternidad.'

En una de sus últimas entrevistas dijo que cuando se cansara de cantar Hip Hop cantaría blues, que daría clase en la universidad y que terminaría dedicándose a escribir y componer probablemente en un Carmen frente a la Alhambra; y a conseguir su sueño, que era llegar a ser una gran escritora, capaz de ganarse la vida a través de su pluma.


Quería doctorarse, pero pensó tomarse un tiempo para descansar de estudiar, para crear y disfrutar un poco de su trabajo.


Decía que si visualizabas lo que querías al final llegaba a hacerse realidad, y con ella fue cierto.


Tenía muchos sueños y metas que cumplir, pero se confabularon la puñetera vida y el destino, ese veintiocho de febrero, y escribieron otro desenlace (que no el final), seguramente pensando que este mundo se le quedaba pequeño.


Pero Tú, con tu rebeldía, fuerza y generosidad, hiciste que tu marchar no fuese en vano, regalaste esos pedacitos de ti que están dado vida a otras personas y nos dejaste tus palabras y tu voz, que siempre nos acompañarán.

Como dijiste...


El arte trasciende incluso a nuestra propia muerte, mi niña ETERNA.

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