'EL BESO'
- Acrimonious00
- 10 sept 2019
- 2 Min. de lectura
El beso fue algo mediocre. Estuvo bien, no pienso ponerle ninguna pega, pero tampoco mentiré diciendo que fue nada del otro mundo.

Era un beso real, lo que ella quería era un beso de cine.
Se le hizo hasta largo, ella sabía que no eran cosas en las que una debe pensar mientras está besando a alguien, pero por mucho que lo intentaba no podía evitarlo.
Repito, tal y como lo describo puede parecerlo, pero no era en absoluto un mal beso.
Quizás fue ella quien no supo disfrutarlo cómo debía.
Mientras sus labios y su lengua se movían de forma casi automática entrelazándose con la boca de aquél desconocido, ella no podía dejar de pensar.
No pensaba en nada en concreto, un poco en todo en general.
Se odiaba a sí misma por aquello, se culpaba por no dejarse disfrutar.
Pensó en la hora que sería, se le hacía tarde y al día siguiente debía madrugar.
Pensó en sus amigos. ¿Le habrían visto irse? ¿Estarían preocupados? No, seguramente no, no hacía tanto que se había marchado.
Pensó en que le apretaban los zapatos, pensó en la cerveza que había dejado apoyada a sus pies e, instintivamente, la rozó para asegurarse de que seguía allí.
Abrió los ojos y pensó en la gente que pasaba a su alrededor, la mayoría sin prestarles la más mínima atención.
Se obligó a sí misma a cerrar los ojos.
Era prácticamente una cuestión de educación, no sabía por qué, pero sabía que era mejor besar con los ojos cerrados.
Se apartó el pelo de la cara con cuidado de no hacer ningún movimiento excesivamente brusco.
Subió las manos recorriendo la espalda de su desconocido, desde la cintura hasta que prácticamente podía agarrarle los hombros.
Las volvió a bajar. Y volvió a abrir los ojos, no pudo evitarlo.
Decidió que lo mejor sería parar, no sabía cuánto tiempo era el correcto para un beso, pero ese le pareció un momento tan bueno como cualquier otro.
Se separó lentamente y le besó la mejilla, él le devolvió el beso acariciándole el pelo detrás de la oreja.
Ella bajó la mirada, se miró los zapatos y movió los dedos dentro, decidió que la próxima vez se compraría una talla más.
Volvió a subir la mirada y la dirigió a los ojos de su desconocido. "Esto es un secreto", susurró; y como él no dijo nada lo repitió un poco más alto.
Su voz no imprimía autoridad, ni amenaza, ni tan siquiera súplica; se reconoció a sí misma que no estaba muy segura de por qué había dicho eso, de por qué era aquello un secreto.
El desconocido asintió y le besó el hombro, con suavidad, sin decir nada.
Si es un secreto, será mejor que volvamos, dijo él tras un cómodo silencio.
Otro silencio. Asintió. Se levantaron y se fueron, cada uno por su lado. Se olvidó de recoger su cerveza.
Sus amigos seguían donde ella les había dejado, charlando despreocupadamente. Se unió a la conversación. Nadie le preguntó nada.
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